Historia y orígenes del cacao

El cacao es originario de las regiones tropicales de América. Evidencias históricas señalan que fueron las culturas Olmeca, Maya y Azteca (México) las que consideraban al cacao como la semilla sagrada de los dioses, destinada para los soldados y la soberanía. Se molían los granos, se mezclaba con harina de maíz para luego ser consumido como una bebida amarga y un tanto grasa, pero muy vigorizante. En fiestas importantes podía ser bebido por todo el poblado, incluyendo ancianos, niños y mujeres. La bebida de cacao tenía el mismo significado que la champaña en la actualidad, era una bebida para celebrar. A su vez, fue utilizada como moneda de intercambio entre dichas culturas.

Tras la conquista, el cacao llega a España, donde recibió la reputación de afrodisíaco, que al ser combinado con vainilla, miel o azúcar de caña se convirtió en un manjar de las casas aristocráticas. Desde España se comercializa con gran éxito a Francia y años más tarde a Italia, donde causó furor y llegó para quedarse.

En 1828 el holandés Coenraad van Houten inventó un sistema que separaba la manteca del cacao y convertía los granos en polvo, el cual, recombinado con la misma grasa natural, daba como resultado el chocolate sólido que conocemos ahora. Cinco lustros más tarde, el chocolatero suizo Daniel Peter añadió leche en polvo a la mezcla, logrando que este delicado manjar llegue a todos nosotros.